Un regreso a los métodos más groseros Por Félix Luna para La Nación.Opinión.
La puja interna en el oficialismo. Se pone en peligro la salud del sistema de partidos políticos. Que los partidos tienden a dividirse, no es de asombrar a nadie. Hay momentos en que las diferencias de criterio, las opciones estratégicas y los intereses personales hacen irremediable la fractura de lo que antes fue una fuerza homogénea: nuestra historia política está llena de estos sucesos, relativamente comunes en la evolución democrática. . Pero lo que está ocurriendo en el peronismo ya linda con lo grotesco y, peor aún, pone en peligro la salud de un sistema de partidos como el que tenemos. Porque es una riña pampa que carece de reglas de juego, que involucra a gobernantes, ex gobernantes y aparatos partidarios de la peor calaña. Discursos, propuestas y declaraciones se multiplican a escala de dislate. . El chalaneo con los punteros del Gran Buenos Aires erige cambalaches donde todo se mistura y las adhesiones se licitan abiertamente. Se vuelve a los métodos electorales más groseros, donde el éxito de los actos se computa por la cantidad de ómnibus y las ristras de choripanes. . Siempre pensé que Perón había cometido un grueso error cuando organizó su partido al estilo militar, con una especie de estado mayor onmipotente ("el consejo superior") y un comandante en jefe (Perón mismo), de donde emanaban las directivas, las consignas y las candidaturas hasta del último concejal del último pueblo, sin el menor atisbo de vida interna. . Esta creación, verticalista y autoritaria, le permitió, escierto, gobernar entre los años 1946 y 1955 sin que le molestaran los problemas partidarios, que se solventaban "manu militari" (prisión de Cipriano Reyes, prisión de Vicente Saadi, defenestración de Domingo Mercante, etc.). . Pero también imposibilitó el establecimiento progresivo de una cultura de debate dentro del peronismo y de una sana competencia interna en la hora de definir candidaturas. . La culminación de esta permanente política de asfixia de su vitalidad natural fue aquella absurda fórmula Perón-Perón, en 1973, que no podía terminar de otra manera que en el triste final de 1976. . Interna peronista . Esos vientos han traído estos lodos de hoy. El peronismo no sabe hacer una interna decente, sus dirigentes no vacilan en volcar las instituciones y el presupuesto al servicio de sus ambiciones personales. . Están dispuestos a echar mano a recursos propios de la mafia. Y las chicanas legales o los sobornos, las presiones y aprietes forman parte de su panoplia con toda naturalidad. . ¡Y es un partido que puede llegar a gobernarnos de nuevo! Yo tiemblo. ¿Y usted, compatriota? .
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