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Dos modelos económicos en pugna
Clarín
Dos modelos económicos en pugna El pase de Kirchner y Menem a la segunda vuelta puede encarnar, por un lado, la política del dólar alto y la producción local, y por el otro, la apertura económica y el aliento al consumo. Una apuesta a la industria nacional Ayer Roberto Lavagna cumplió un año al frente del Ministerio de Economía. Y quedó a un paso de convertirse en un caso excepcional: mantenerse al frente del Palacio de Hacienda tras un cambio de gobierno, si Néstor Kirchner es consagrado Presidente en la segunda vuelta. Sería para reafirmar un modelo económico que buscó reactivar la economía en base a un aumento de las exportaciones y la sustitución de importaciones, alentados por un tipo de cambio alto. La otra apuesta del ministro es entroncar esa política con un mayor impulso al mercado interno, alentando una mejora del consumo. Para Lavagna, la recuperación de la industria llevará a una mayor productividad y hará posibles aumentos de salarios genuinos. Como complemento, piensa en rebajas selectivas en los impuestos al consumo, como el reintegro del IVA a las compras con tarjetas de crédito. En cambio, no se entusiasma con las ideas expresadas por otros referentes económicos de Kirchner sobre baja generalizada de impuestos. Para cumplir con las pautas que firmó con el FMI, todo indica que la prioridad será achicar los gastos y hacer crecer la recaudación. Este punto también se combina con su interés por apuntalar las exportaciones. Al pronunciarse en favor de mantener el dólar en 3 pesos, busca cuidar la competitividad de los exportadores pero también defender los ingresos fiscales que se nutren de las retenciones a las ventas externas. Por eso, presiona al Banco Central para que compre dólares, de manera de evitar que la cotización siga bajando. Para atenuar el costo social hasta que la recuperación se traduzca en más empleo, Lavagna mantendrá los planes sociales. El ministro dijo que estos subsidios son "imprescindibles mientras se genera empleo genuino". También proyecta reclasificar a los empleados públicos, para trasladarlos a las áreas de Salud y Educación. Sobre la negociación de los 60.000 millones de dólares en bonos de la deuda que dejaron de pagarse, intentará normalizar la situación hacia fin de año en base a una propuesta que incluya un estiramiento de los plazos de pago, una baja de intereses y una quita sobre el capital. Para pagar la deuda, Lavagna apuesta a aumentar el superávit fiscal. "La única forma de pagar es con crecimiento económico", dice. Y enfatiza que el país no tomará más deuda para cubrir los baches fiscales. En el sistema financiero, impulsará la apertura de los bancos públicos al capital privado. La idea sería que continúen bajo el control del Estado y que una parte de su capital cotice en la Bolsa. Sobre tarifas, uno de los temas más espinosos de su gestión, Lavagna impulsará un proyecto de ley para que el Congreso le restituya al Poder Ejecutivo la facultad de tener bajo su absoluto control la negociación de los aumentos. La prioridad es reactivar el consumo La propuesta de Carlos Menem, que hasta ahora tiene su cara más visible en Pablo Rojo, ex presidente del Banco Hipotecario, pone el acento en la necesidad de impulsar un shock de consumo, que reactive el mercado interno. El esquema conserva algunos puntos en común con la política de los años de la convertibilidad, aunque descarta explícitamente la posibilidad de volver a un dólar fijo o a una dolarización. El camino propuesto para recuperar el consumo es una rebaja impositiva. La sustitución de importaciones y las exportaciones no están en la lista de prioridades. Rojo es mencionado como el economista con más posibilidades de llegar al Palacio de Hacienda si Menem es electo. Trabaja en equipo con Rogelio Frigerio nieto, y Diego Estévez. Propone eliminar los aportes patronales para que ese dinero vaya directamente al bolsillo del trabajador. También alienta una reducción de la alícuota del IVA del 21% actual al 17%. Esto implicaría un aumento de 30% en el poder adquisitivo, estima. El costo de la rebaja de impuestos —unos 5.000 millones de pesos— se compensaría con la eliminación de las exenciones impositivas que benefician a varios sectores y que según el Presupuesto 2003 suman unos $ 13.000 millones. Este esquema se complementa con un dólar libre, pero que podría tener una cotización más baja que los 3 pesos que propone Lavagna. Eso permitiría abaratar las importaciones para alentar el equipamiento industrial y también para favorecer el consumo. Eso se lograría con una política monetaria expansiva del Banco Central. La aspiración de Carlos Menem es que la Justicia avale la reincorporación de Pedro Pou como presidente del BCRA, de donde fue echado en 2001. En materia de planes sociales, el planteo del menemismo es otorgar subsidios de entre 30 y 50 pesos por hijo para cada trabajador en negro. Esto tendría un costo de entre 1.500 y 2.000 millones de pesos, que podría financiarse con los fondos que hoy se usan para pagar las asignaciones familiares. También planean destinar los fondos con los que hoy se pagan los programas de empleo para financiar proyectos de obras públicas en el interior, que ayuden a generar empleo. A la hora de hablar de aumentos de tarifas la postura de Rojo es que "las subas irán a la par de la mejoría del poder adquisitivo". El equipo de Menem demostró en los últimos meses que tiene línea directa con el FMI. Y asegura que si ganan, tendrán a disposición del nuevo gobierno 10.000 millones de dólares de parte de los organismos multilaterales, que se destinarían a la reactivación económica. Rojo postula además que dará prioridad a normalizar la relación con los acreedores de los bonos en default. Y que usará el superávit fiscal para pagar deuda.
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