El tribunal apostó a autopreservarse La Nación-Adrian Ventura Nota de Adrián Ventuta. Diario La Nación
La designación de Carlos Fayt como presidente de la Corte fue una solución inteligente. En estas circunstancias, la mejor de las opciones posibles. Hay razones que hablan en favor del personaje. Otras que nacen de la situación política. En definitiva, los jueces obraron con habilidad. Fayt, un juez que forjó su vida en las ideas socialistas y que, durante décadas, desarrolló una intensa actividad pública, siempre vivió conforme con sus altos ideales. Desde este punto de vista, el encumbramiento del magistrado, un hombre que por momentos es irritable y hasta conflictivo, es el merecido reconocimiento a una trayectoria transparente. Las circunstancias políticas, por cierto, contribuyeron a este desenlace, que sorprendió incluso a los conocedores de los más íntimos meandros del tribunal.A comienzos de año, sobre la base de una inusualmente dura disidencia que firmaron Antonio Boggiano, Augusto Belluscio y Juan Carlos Maqueda en el caso San Luis, la Comisión de Juicio Político inició su enjuiciamiento.Pero varios diputados advirtieron que Fayt, si bien firmó algunos fallos con los jueces de la mayoría automática, también suscribió importantes disidencias para enfrentar al menemismo y que su actuación está bien lejos de parecerse a los jueces más cuestionados. Por eso, aunque el cuerpo legislativo todavía no cerró formalmente el juicio político -algo que debería hacer a la brevedad-, virtualmente lo paralizó.Durante toda la semana, Belluscio, Petracchi, Boggiano y Maqueda analizaron la necesidad de mostrar un tribunal activo -ayer rechazaron importantes demandas presentadas por Luis Barrionuevo, Pluspetrol y Pescarmona- y evaluaron la posibilidad de que Moliné O´Connor no quisiera continuar en la presidencia. Finalmente, anteanoche, Moliné, sometido a juicio político, decidió que le convenía bajar el perfil. Hizo una suma: en una semana renunció Julio Nazareno; el Presidente propuso sin demoras a su eventual reemplazante, Eugenio Zaffaroni, y desde el Congreso nacional le advirtieron que el juicio en su contra no tiene retorno. El resultado de la cuenta lo convenció de que el momento político no es propicio para él. Previéndolo, aquel grupo de cuatro jueces se reunió ayer, a las 8, en el despacho de Belluscio. Este no tenía vocación de dirigir el cuerpo; Petracchi, candidato natural de este sector, siempre dijo que no quería ser ungido por el voto de los cuestionados jueces menemistas; Boggiano todavía no pudo desprenderse del fantasma del juicio político en su contra, y Maqueda apenas llegó a la Corte en diciembre. Si a esto se le suma que Vázquez también está en la mira de Diputados y que Guillermo López está enfermo, Fayt parecía ser la mejor opción. Autopreservación Desde la perspectiva del Gobierno, que aspira a conseguir aún dos o tres vacantes en la Corte, la designación de Fayt es la posibilidad de que este magistrado se sienta desagraviado. En definitiva, se le abre la oportunidad para que se retire de la Corte por la puerta grande. Un detalle: existió algún pedido de disculpas y Fayt, mostrando tener cintura, les estrechó la mano a cada uno de sus colegas, incluso a quienes lo habían criticado duramente. Además, devolvió gentilezas abriendo el juego: le asignó a Belluscio la representación de la Corte; a Petracchi, la administración; a Boggiano, el seguimiento de las causas más importantes, y afirmó que "las funciones y responsabilidades serán distribuidas entre todos los jueces". La Corte comprendió que, por un momento, debía calmar las aguas para no darles pasto a quienes persiguen más remociones. Nadie está seguro de no ser el siguiente en la lista del Gobierno.
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