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¿Imparcial o sólo parcialmente?
Editorial del Buenos Aires Herald
La expresión "Huracán K" ha sido empleada con suma frecuencia para describir el estilo del presidente Néstor Kirchner, mas quizás en ningún momento sus reflejos resultaron más rápidos que con los pedidos de arresto emitidos contra tres jefes Montoneros. El editorial de ayer hablaba de doble moral porque Kirchner parece mucho más interesado en enjuiciar al contraterrorismo militar que al terrorismo surgido del peronismo de izquierda al que Kirchner mismo perteneció por aquel entonces. Antes de imprimirse (y menos aun leerse) dicho editorial, se habían lanzado pedidos de arresto a los tres miembros sobrevivientes del alto mando Montonero. Por supuesto, no es que Kirchner estuviera reaccionando ante el editorial todavía no publicado, ni tiene nada que ver con los arrestos ya sea de jefes militares o guerrilleros, por lo menos no en teoría: fue el juez federal Rodolfo Canicoba Corral quien detuvo a los oficiales cuya extradición se procura desde España, en tanto que el juez federal Claudio Bonadío es ahora centro de atención con los arrestos de los Montoneros. No obstante, toda acción judicial durante estos dos últimos meses se ha desarrollado indefectiblemente de acuerdo con los deseos del gobierno (como ocurrió con el voto del miércoles en la Cámara Baja para iniciar el juicio político en el Senado al ministro de la Corte Suprema Eduardo Moliné O’Connor), y no hay razón para pensar que los pedidos de arresto de los Montoneros modifiquen dicha tendencia. Dichos arrestos indudablemente son lo correcto para contrarrestar sospechas de que hay un sesgo antimilitar subyacente a la campaña del gobierno contra la impunidad, pero ¿los pedidos de detención fueron emitidos por las razones correctas? Aunque Mario Firmenich, Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja pertenecían todos a la cúpula monto-nera hace tres décadas, su arresto no es por ninguna de las acciones terro-ristas que comandaron, sino por ordenar a una veintena de dirigentes Montoneros de segundo rango que regresaran para hallar aquí su perdición en 1979-80, aunque Firmenich y los otros dos presuntamente sabían muy bien que la organización había sido infiltrada. Los citados jefes Montoneros están siendo arrestados, sí, pero sólo por sus propios delitos contra otros Montoneros, y no contra la sociedad toda. Como nuevo presidente, Kirchner todavía goza del beneficio de la duda en muchos sentidos, mas sobre él recae el peso de la prueba para que demuestre su celo contra el terrorismo. Toda falencia en la demanda de justicia contra el terrorismo del pasado con la misma energía aplicada contra el terrorismo militar de Estado, sólo puede ser compensada por una postura mucho más firme contra un terrorismo más reciente: no solamente el atroz atentado contra la AMIA en 1994, aquí, sino también el terrorismo internacional todo.
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