|
El liderazgo presidencial
Editorial, La Nación
Con la victoria electoral lograda por el gobernador de Misiones, Carlos Rovira, reelegido en su provincia por un nuevo período, el presidente Néstor Kirchner ha dado otro paso más hacia la consolidación de su notorio liderazgo nacional. En efecto, el jefe del Estado había expresado públicamente su respaldo al candidato triunfante y el electorado provincial se pronunció en el mismo sentido. El momento parece propicio, en consecuencia, para insistir acerca de la favorable oportunidad que se le presenta al primer mandatario para impulsar una política de transformación que deje atrás la crisis que agobia a la Nación y para adoptar las medidas tendientes a reinstalar a la Argentina en la senda del crecimiento sostenido. El apoyo de que goza el Presidente podría resultar de inestimable valor para que ciertas decisiones de difícil aceptación social fuesen recibidas por la opinión pública de buen ánimo y sin manifestaciones de rechazo. La experiencia demuestra que, con frecuencia, las medidas de gobierno adecuadas para alcanzar determinados objetivos económicos no son buenas o malas en sí mismas: son aceptadas por la población o no según el contexto de credibilidad política en el cual se insertan o se recortan. Decisiones que en otro tiempo fueron consideradas regresivas o indeseables por vastos sectores de opinión -por ejemplo, el compromiso con los organismos multilaterales de crédito de eliminar drásticamente el déficit fiscal- se tornan tolerables y hasta resultan aplaudidas cuando son anunciadas en un marco político grato a dilatadas franjas de la ciudadanía. El gobierno actual se ha comprometido a alcanzar un superávit fiscal del tres por ciento; es decir, se ha trazado una meta más ambiciosa aún que la de llegar al "déficit cero", propuesta por un gobierno anterior y fuertemente rechazada -en su momento- por la opinión ciudadana. Desde luego, no siempre es útil y constructivo establecer comparaciones entre dos etapas diferentes de la vida nacional sobre la base del mero cotejo de las cifras o datos financieros que se manejaron en un momento y en el otro. Es sabido que la política y la economía no son ciencias exactas: son caras cambiantes de la realidad social, profundamente condicionadas por el nivel de adhesión y confianza pública que suscitan los gobernantes en cada turno histórico. Por eso, cuando las circunstancias políticas determinan que un gobierno encuentre un claro respaldo en la sociedad, lo verdaderamente importante es extraer de esa realidad ventajosa el máximo provecho para los intereses de la Nación y para el conjunto de sus habitantes. El presidente Néstor Kirchner debe aprovechar la oportunidad que hoy se le presenta de impulsar con el apoyo público los cambios estructurales indispensables -entre otros, la siempre postergada reforma política- para que los argentinos retomemos el camino del crecimiento y avancemos hacia metas genuinas de progreso y bienestar. Desde esta columna hemos reclamado reiteradamente esos cambios. Los liderazgos políticos sólo son beneficiosos cuando se ponen al servicio efectivo del bien común. En el caso de la Argentina actual, es necesario evitar que el loable nivel de adhesión logrado por el Presidente sea usufructuado en beneficio de intereses partidarios o de sector. Quien ejerce el más alto cargo institucional de la República debe considerarse a sí mismo como el representante de todos los argentinos sin excepción y debe ser visto por la ciudadanía como un símbolo vivo del espíritu nacional de unidad y reconciliación. Es de esperar que ésa sea la actitud del jefe del Estado en el ejercicio de la responsabilidad que hoy pesa sobre sus hombros.
Este servicio de Monitoreo de Medios sobre artículos
de opinión y noticias está orientado a elevar el debate y formar
a la opinión pública acerca de una Reforma Política
de fondo para la Argentina. Los artículos son seleccionados, cargados
en la pagina web y editados a traves del programa
de e-Voluntariado de RPR.
|
