Incorregibles y desparramados Fernando Laborda. La Nación.
El siglo XXI no encontró a los dirigentes justicialistas unidos; tampoco dominados. Simplemente, desparramados. No deja de ser un caso curioso. Pese al alto grado de fragmentación o atomización que exhibe el peronismo, no hay sondeo de opinión pública que no anticipe que el próximo presidente será de ese color. Y esta percepción sólo hace más cruenta la lucha interna en el movimiento político que ayer cumplió 57 años de vida. Al margen del calificativo de "incorregibles" con el cual Jorge Luis Borges retrató a sus integrantes, el peronismo sigue siendo un problema nacional, porque invariablemente sus crisis de liderazgo se trasladan al conjunto del país. Días atrás, el ex senador Carlos Corach se refirió en un artículo en Ambito Financiero al "equilibrio de impotencias", caracterizado por el dato de que ninguna fuerza o coalición social es suficientemente fuerte para gobernar e imponer el rumbo, pero casi todas son suficientemente poderosas para impedir gobernar con coherencia y fortaleza. Corach comparó esta situación que describe a la Argentina de hoy con la que atravesaban varios países europeos, tales como España, Italia y Alemania, entre las dos guerras mundiales, que terminaron en experiencias dictatoriales. Puede disentirse en parte con esta comparación. En aquellas experiencias europeas convergieron cuatro factores que determinaron el ascenso al poder de líderes autoritarios: la fragmentación de las fuerzas políticas y sociales, la crisis económica, el clima de guerra y la explosión de las ideologías totalitarias. Los dos últimos factores no están presentes hoy en la Argentina. Los efectos de la crisis del justicialismo en la vida nacional se advierten en la imprevisibilidad que rodea al anunciado proceso electoral. La definición en la Justicia de la ley de elecciones internas abiertas y simultáneas -suspendidas por un fallo de la jueza María Servini de Cubría apelado por el Gobierno- podría llegar a retrasar los comicios presidenciales del 30 de marzo. El menemismo sospecha de las verdaderas intenciones de Duhalde, al compás de los cantos de un coro de funcionarios para quienes se justificaría la permanencia del actual mandatario más allá del 25 de mayo en virtud de la mejoría experimentada por la economía. Duhalde ha dicho que ese día se irá, aunque no haya un presidente electo, por lo que la Asamblea Legislativa tendrá que decidir sobre su reemplazante. ¿Pero qué pasaría si este cuerpo no acepta la renuncia del jefe del Estado? Pese a lo abierto del panorama, con Adolfo Rodríguez Saá liderando las encuestas y con Néstor Kirchner creciendo, el escenario sigue mostrando dos grandes jugadores: Menem y Duhalde. Ambos protagonizaron ayer, 17 de octubre, la mayor paradoja: en medio de la fragmentación interna coincidieron en un gesto clásico del PJ. Los dos convocaron a la unidad. flaborda@lanacion.com.ar
Este servicio de Monitoreo de Medios sobre artículos
de opinión y noticias está orientado a elevar el debate y formar
a la opinión pública acerca de una Reforma Política
de fondo para la Argentina. Los artículos son seleccionados, cargados
en la pagina web y editados a traves del programa
de e-Voluntariado de RPR.
|